El debate necesita una academia fuerte

Ataques de extrema derecha y desinversiones “sin paralelo” amenazan a las universidades brasileñas, dice investigador

Resumen

Reconocido investigador en el área de estudios étnico-raciales, Luiz Augusto Campos se sintió atraído por el tema por el “calor del debate sobre las cuotas” en la década de 2000, cuando iniciaba su carrera de Licenciatura en Ciencias Políticas en la Universidad de Brasilia. (UnB). Sus experiencias personales como hombre negro en una sociedad racializada no le parecieron muy significativas hasta que llegó a Río de Janeiro, en 2007, para realizar su maestría en Sociología y Antropología en la UFRJ. Allí también se encontró “en uno de los centros académicos más opuestos a las políticas de cuotas”. Hoy ve el término identitarismo como una categoría acusatoria que ignora dos elementos: primero, que marcadores como la raza y el género sólo importan porque están vinculados a desigualdades socioeconómicas; en segundo lugar, que estos movimientos todavía tienen que luchar por el respeto de los derechos básicos. “Lo que une a mujeres, gays, lesbianas, negros, indígenas es que estos grupos simplemente quieren dejar de ser víctimas privilegiadas de la violencia”, afirma. Para Luiz Augusto, no es sorprendente que la izquierda haya obtenido malos resultados en las elecciones municipales, centrándose generalmente, según él, en cuestiones más pragmáticas de prestación de servicios públicos; pero está de acuerdo en que los partidos en este campo “se han institucionalizado políticamente hasta el punto de distanciarse de movimientos sociales más locales”, lo que sería una tendencia política típica a seguir. Frente a una academia amenazada por la desinversión gubernamental y frente a la proliferación de “pseudointelectuales” y el culto al coaching, sostiene que un debate público serio no puede prescindir de un entorno académico fortalecido que interactúe con la sociedad en general. Consulte la entrevista, realizada por correo electrónico por las organizadoras del dossier “Viejos marcadores sociales, nuevos enfoques políticos”, Andréa Lopes y Edlaine Gomes.